30 mayo 2010

The Ghost Writer, film—"El escritor oculto" (traducción reconocida)




El sábado 15 de mayo del 2010, me topé con un artículo muy interesante de Santiago Maisonnave en la Revista Ñ del diario Clarín. Bajo el nombre de "Viaje al mundo de los ghost writers—Los esclavos literarios", la nota presentaba, de modo conciso, una realidad de la cual no todos los seres lecto-escritores parecen ser conscientes: la histórica—e incluso actual existencia—de los "escritores fantasma." Dice Maisonnave en su artículo: "Como ghost writer (escritor fantasma) [...] su trabajo es escribir las memorias de otros, transformar la suya en otras voces, escribir las vidas de personas que luego firmarán esas páginas como propias."


Es esta premisa, la del escritor y su pérdida de identidad, aquella que se destaca, entre otras, en el film de Roman Polanski. Ewan McGregor (Moulin Rouge, Miss Potter, Angels and Demons) encarna a un escritor que aparenta no tener nada que perder: carece de familia, de vínculos sociales estrechos y de un trabajo decente. Su agente literario lo convence de continuar con la escritura de las memorias del ex-Primer Ministro británico, Adam Lang (Pierce Brosnan; James Bond, Mamma Mia, Remember Me). Es aquí, pues, que comienza la cuenta regresiva en la vida del escritor. Con algunas sospechas pero sin dar crédito a sus ojos, el protagonista empieza a trabajar para una figura pública cuya reputación no es precisamente de lo más atractiva: Adam Lang es acusado de serios crímenes de guerra, sin contar que el predecesor de McGregor ha muerto en un supuesto accidente mientras redactaba dichas memorias.
Mientras que parte del pueblo estadounidense se levanta contra el antiguo Primer Ministro británico, el personaje de McGregor se topa con el manuscrito de su predecesor y, casi por accidente, descubre y sigue una serie de pistas que dejó el ghost anterior antes de morir. Es casi inevitable, entonces, que McGregor le siga las pisadas y complete el camino hacia la verdad tal como lo hizo el escritor anterior.



Ahora bien, el film es un thriller que que dispara más de un interrogante, tanto en relación con el mundo del escritor y su reconocimiento como tal, como con el de la política global actual. En cuanto a los escritores fantasmas, Polanski retrata, basándose en la novela de Robert Harris, una realidad contundente: la autoría conjunta y, finalmente, lo que suele acabar en la identidad expresa de un solo autor. Como escritor, ya sea amateur o no, resulta casi vital ver este película, no sólo por su calidad cinematográfica, sino además, por la toma de conciencia respecto del respeto que todos los escritores se merecen y que deberían asumir como tales.

McGregor representa a un escritor laborioso y responsable que acepta los términos y condiciones de su propia muerte tan sólo por unos dólares. Sucede que quien acaba por aparecer con nombre y apellido en la portada del libro es el Primer Ministro, pues se trata de sus memorias... ¿Quién se acordará del ghost writer? ¿Quién lo conoce? ¿Es acaso digna su condición?

Como escritor cabe preguntarse aquí si es éticamente justo, y siquiera posible convivir, con la conciencia de ser bajo la piel de otro, de hacer llegar nuestra prosa o poesía a un público masivo, sí, pero que en verdad no nos conoce a nosotros, sino a aquel que firma nuestro libro con su nombre. El artículo de Maisonnave plantea, además, la siguiente cuestión en cuanto a la posición activa de los lectores: "Todo el mundo acepta que existen los fantasmas, sí , pero nadie está dispuesto a admitir que los ha visto."
¿Será así? ¿Será que la mayoría de los lectores saben que existen los escritores fantasmas y aceptan, al comprar sus libros, los mismos términos que aceptó el escritor fantasma al firmar contrato con la editorial pertinente?

Con todo, "The Ghost Writer" sigue la tendencia actual de poseer un guión basado en un texto previo, la novela de Harris. Sin embargo, se ha destacado y destaca en la cartelera de cine por su temática seria, constructiva y reveladora.




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